Esta variedad se suele cultivar en las provincias de las comunidades Castilla la Mancha y Castilla y León.
Su nombre proviene de la producción histórica realizada en el municipio de Pedrosillo el Ralo en la provincia de Salamanca aunque también en el Pedroso de la Almuña. También existe producción en Sevilla y otros lugares de la península.
A pesar de su reducido tamaño, siendo inferior al castellano y otras variedades es uno de los garbanzos más apreciados ya que su pequeño tamaño ofrece tiempos de cocción inferiores a otros garbanzos españoles.
Una de las características más apreciadas en este garbanzo pedrosillano es su fina piel que no se desprende como el resto, lo que le confiere un sabor especial.
Su forma es más redonda que la del garbanzo castellano y muestra un color crema y anaranjado con líneas bien definidas.
Esta variedad a día de hoy es de las más consumidas y apreciadas aunque no siempre fue ahí pues su reducido tamaño le hacía perder valor frente a otras variedades.
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